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Tal vez hayas oído hablar de los smart contracts (contratos inteligentes) en alguna noticia relacionada con la tecnología blockchain, o estés familiarizado con este término. Puede que incluso tu organización se esté planteando adoptarlos para realizar transacciones de forma más ágil y segura.

Es verdad que el smart contract ofrece una mayor garantía de seguridad frente al contrato tradicional, y que también resulta más ágil que éste, aportando múltiples ventajas a las organizaciones, como transacciones más rápidas, menos costosas y protegidas gracias al blockchain en el que están basados.

¿Pero es el smart contract realmente la panacea, como muchos se empeñan en afirmar? ¿Tiene la misma garantía legal que un contrato tradicional ante notario? ¿Ofrece más ventajas que la firma digital legalmente vinculante?

Un poco de historia

Aunque parezca un término relativamente moderno, fue el criptógrafo Nick Szabo quien lo acuñó allá por 1993.

Sin embargo, la infraestructura tecnológica necesaria para llevar a cabo este sistema de contratos no existía por aquel entonces, por lo que fue necesario esperar al año 2009 y a la explosión del blockchain y las criptomonedas para que los planteamientos de Szabo pudieran ponerse en práctica.

Es decir, tuvieron que pasar nada menos que 20 años para que los smart contracts pasaran de ser pura teoría a una realidad cotidiana. Hoy en día, de hecho, ya han empezado a utilizarse en algunas organizaciones y empresas.

La validez legal de los ‘smart contracts’: un escenario fragmentado

La principal ventaja de blockchain radica en la seguridad y la protección de información que se firma y se envía. No obstante, el smart contract no es un contrato per se, aunque utilice terminología legal. Hablando en el sentido más estricto, es un programa informático que ejecuta alguna cláusula establecida entre dos usuarios. El sistema en el que se encuentra no está controlado por ninguna de las dos partes.

Y aquí radica parte del problema de utilizar smart contracts frente a soluciones más reguladas como la firma digital: el reconocimiento legal. En la actualidad no existe una regulación uniforme por parte de los estados con respecto al uso del smart contract, lo que genera un escenario legal fragmentado y sin garantías para los usuarios.

Por otra parte, además, mientras que un contrato tradicional está validado por una tercera persona o entidad (por ejemplo, un notario) y permite hacer valer los derechos de una parte si ha habido una vulneración de estos, el smart contract no puede aportar estas ventajas.

Por el contrario, la firma digital tiene ya un amplio recorrido, está estandarizada y su uso ha sido estrictamente regulado por diferentes leyes alrededor del mundo. Todos los países cuentan con un marco legal para su aplicación; tal vez los reglamentos más conocidos hoy en día sean eIDAS (en la Unión Europea) y ESIGN Act (en Estados Unidos). Estas regulaciones otorgan validez a la firma digital y evitan su repudio. Además, mediante el uso de firma digital también se garantiza la seguridad de la información.

 nebulaSUITE, firma digital legalmente reconocida

nebulaSUITE de vintegrisTECH no sólo ofrece seguridad de la información contenida en un contrato clásico, sino también, y a diferencia de los smart contracts, reconocimiento legal.

Esto es posible gracias a su firma digital legalmente reconocida, que permite cumplir con diversas regulaciones internacionales, tales como eIDAS.

La firma digital está basada en certificados digitales cualificados, emitidos por la Autoridad de Certificación vinCAsign, para ofrecer las máximas garantías de seguridad.

Además, el reciente reconocimiento con el certificado Common Criteria EAL 4+ (otorgado por el Centro Criptológico Nacional) homologa a Víntegris como prestador cualificado de servicios electrónicos de confianza bajo eIDAS.

Las dos principales ventajas que aporta nebulaSUITE frente al smart contract son las siguientes:

  1. Reconocimiento legal y estandarización. nebulaSUITE permite implementar un sistema de firma de contratos muy parecida al smart contract, pero con una base legal sólida, puesto que se basa en la firma de documentos con certificado digital reconocido, que es, en la mayoría de los países, la única manera de obtener firmas digitales legalmente vinculantes, puesto que hay normativas y leyes que así lo establecen. Blockchain, por otra parte, aunque está recibiendo mucha atención mediática, carece de un sustento legal o normativo que reconozca la validez de las firmas digitales.
  2. Agilidad mediante los flujos de firma de contratos. Además de definir pasos de firma, nebulaSUITE también permite configurar notificaciones, aprobaciones y triggers mediante peticiones push a servicios de terceros. Esto permite establecer flujos de firma de contratos en los que se realicen automáticamente acciones tales como la alta a un servicio, transacciones o cambios en la configuración de una cuenta de cliente, entre muchos otros.

Es decir, que permite disfrutar de los beneficios de un smart contract pero ofreciendo garantías que no pueden encontrarse en el mismo

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